La Instalación Receptora Común de gas permite suministrar gas a las diferentes viviendas de una comunidad de vecinos. Requiere de inspecciones periódicas para comprobar su funcionamiento. Sus componentes esenciales son el contador, la caldera, el distribuidor y la llave de paso. Hay dos tipos de instalaciones receptoras: común o individual.
La Instalación Receptora Común de GAS (IRC) es la instalación que requiere toda propiedad para que el gas llegue a su casa o local. Conecta la tubería común o distribuidor de gas con los contadores de cada vivienda.
Se trata de una instalación necesaria para poder disponer de suministro. Su instalación lleva un coste y requiere de inspecciones anuales.
Los componentes más importantes para que se pueda realizar la instalación de gas son los contadores, la caldera o generador y el distribuidor.
Existen dos tipos de Instalaciones Receptoras. La primera de ellas, la que ya hemos hablado, Instalación Receptora Común (IRC) y la segunda, la Instalación Receptora Individual (IRI).
Si vives en un piso tendrás la Instalación Receptora Común de gas aunque sea tu casa la única que utilice esta energía, pero si vives en una casa individual tendrás la Instalación Receptora Individual
El certificado de la Instalación de gas es un documento que acredita que la instalación de gas se ha efectuado correctamente y que cumple la normativa establecida para recibir gas. También es conocido como boletín, ya que demuestra que la instalación cumple su función.
Tiene un precio, formado por los gastos de gestión y las inspecciones necesarias que demuestren el correcto funcionamiento. Este está entre los 60 y los 200€ y depende de factores como el tipo de energía (gas butano, gas propano o el gas natural) y del tipo de vivienda.
El Certificado de Instalación del gas tiene una validez de cinco años, una vez que este periodo pase se renueva con la Inspección Obligatoria del Gas.
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La inspección periódica del gas es una revisión obligatoria para comprobar el buen estado de la instalación y sus componentes.
La inspección tanto de la instalación individual como común se realiza cada cinco años y debe ser realizada bien por un técnico o por una distribuidora. Su precio depende de quien se encargue, pero suele rondar los 40€.